domingo, 4 de julio de 2010

Con el tiempo

Y he aprendido a no romper mis tiempos, a controlar los recuerdos, más no los sentimientos, me he acostumbrado a mi propia sombra y después de verla tanto tiempo me di cuenta de que no es tan oscura. He comprendido que lo de verdad amado jamás debe de ser lastimado. Aprendí que llorar no era tan difícil después de todo, primero aprendí a pedir perdón y a pedir otra oportunidad supe que era difícil pero sin embargo lo hice, pero nuevamente me di cuenta que el indulgente y comprensivo deja de serlo en un momento para convertirse en marionetero de su más cordial y amoroso ser, así que más vale saber cuándo pedir benignidad y tolerancia, de igual manera saber dar ese perdón en el momento adecuado, la resistencia es sensible pero necesaria en esos casos, ya lo dicen: lo que será será.

Aprendí que la presencia de todo individuo es simplemente irremplazable, todos y todo a su tiempo en cada vida. Supe por fin que las primeras veces son como fotografías grabadas para la eternidad en el alma, una mirada, una sonrisa, un desencanto, una lagrima, un regaño, un abrazo, un par de palabras que serán eternas sin cambio de dueño solo pertenecientes al destinatario. Acepte que los naufragios son súpitos y dolorosos pero gracias a ello aprendí a sostenerme de la tabla más fuerte para sobrevivir. Por fin logre pedir un consejo y platicar mis problemas, aunque no se aun si asimilé la manera de seguir dicho consejo. Me di cuenta que los buenos recuerdos a veces son los que más pesan, descubrí que todo tesoro se acaba por cuantioso que sea.

Supe que si haces las cosas por un fin no cuestan tanto trabajo, aprendí que pensar que el tiempo no tocaría mi puerta era solo inmadurez ya que ahora pide cuentas y no hay manera de no pagarlas. Descubrí que los celos profesionales existen y que de ellos eh tomado impulso muchas muchas veces. Entendí que llegar a la meta es complicado y que con ello se tirarán cosas que no querían ser parte de mi éxito, así que… qué más da, otras cuantas tontamente las deje caer, lamentablemente no puedo regresar. Aprendí que el mejor amigo es el orgullo mismo pero en pequeñas cantidades porque él orgullo es como un fármaco que causa adicción y en exceso destruye. Me eh dado cuenta de que tengo realmente pocos amigos apenas contables con los dedos de una de mis manos, pero supe que cada uno de ellos es como una columna de oro para mí. Deje de creer en algunas cosas pero sin en cambio ellas han agrandado mi fe.

Finalmente me di cuenta que insistir no siempre es bueno, hay que dejar de insistir en algún momento, o será como escupir pa´ rriba.

Ja! creo que también estoy aprendiendo a no dormir xD, me hare zombie o vampiro uno de estos días jajajajajajajajajaja.

1 comentario:

Maité dijo...

Si te haces vampiro me avisas, yo te adopto.

Besitos.

Maité